Como no tengo raíces, no me entierro.
Ser errante, ser sin polvo, ser que no es ser.
Quien no tiene casa, no tiene muro.
Quien no tiene muro, no tiene yedra.
Tal vez hojas de árbol y plumas de ave.
¿Donde escribir entonces?
Si no tengo raíces, aveces en el camino me siento a descansar. Y amo el árbol que me apoya, y las hojas que caen. Como he callado tanto, he olvidado el hablar, mis palabras nadie las entiende, no hay eco que las repita, de un silencio en otro silencio, de una soledad en otra soledad.
Mis huellas desnudas sienten la tierra, y la tierra es la misma en todas partes, pero yo reconozco el tacto de la mía.
Desterrada aun sin haber nacido, ni siquiera me queda el recuerdo, ni siquiera puedo rebuscar en mi memoria, ni un olor, ni un sabor, ni un color, ni una forma, ni paisajes, ni ciudades, ni calles.
Todo lo invento, todo lo sueño, todo lo presiento.
Como amante sin amado, conozco el amor y no se lo que es.
El viento, la lluvia, el sol han golpeado mi piel cada día del año sin herirme. Pude haber olvidado lo que ya era un olvido para solo despertar mi memoria.
Creí que el mundo era redondo, camine, camine, camine, pero no llegue. Creí que el tiempo purificaba y mis temores se esfumaron. Cuando volví la vista atrás, era mas el camino andado que el que faltaba por recorrer.
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